El fin de la Guerra Fría fue testigo de un aumento en el número de
soldados jubilados, recortes drásticos en el presupuesto militar y un aumento
en los conflictos menores. Todo esto favoreció la proliferación de contratistas
militares en el sector privado. Las PMCs no solo participan directamente en el
campo de batalla, también se hacen cargo de muchas de las responsabilidades del
ejército, como logística, mantenimiento, operaciones de transporte, asesoría
estratégica y táctica y supervisación del entrenamiento y la educación de
ejércitos y milicias locales. Se considera mucho más eficiente, económicamente
hablando, la contratación de una PMC que aumentar el presupuesto militar, con
el gasto que supone el mantenimiento y la compra de armas de última generación.
Además, otra gran ventaja es que el personal de las PMCs que muera en el campo
de batalla no se considera baja en servicio. Actualmente, las PMCs empiezan a
tener más importancia que los ejércitos oficiales y no es raro que el ejército
solamente cumpla misiones burocráticas o de imagen, mientras que las PMCs se
encargan de las operaciones de verdad.
Innumerables grupos de militares
retirados se han unidos a las filas de numerosas compañías en todo el mundo,
existiendo miles de ellas, algunas tan pequeñas como un grupo táctico de no más
de 6 individuos, otras hasta casi los 25.000
hombres en el grueso de combate. Cada compañía tiene su propia visión de los
negocios y algunos son más o menos escrupulosos que otros. Normalmente cada grupo tiene su especialización dentro del campo de las contratistas militares privadas, como el Warfare, anti terrorismo, Seguridad, Control de Amenazas Sobrenaturales (CAS), etc. La necesidad por seguridad por parte de la población hizo muy llamativa la idea de las PMC, al recibir no solo entrenamiento contra toda clase de amenazas, sino también poder portar armamento de forma legal. Las PMC son tan comunes como agentes de seguridad pueden necesitar las empresas.
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